Este ingeniero topógrafo, llegó a los Pirineos en Bayona en junio de 1804. Enviado a la región de Lourdes, por motivos de trabajo, realizó las ya clásicas excursiones de la época por los alrededores de la zona, como era de esperar, subió varias veces el Pic du Midi d´ Ossau.

Para él es el comienzo de una verdadera pasión por los Pirineos. Se enamora particularmente de una montaña, El Néouvielle, hacia la cual empuja varios reconocimientos previos a afrontar su escalada.

En el año de 1805, se encontró fortuitamente con Ramond de Carbonnières en las cascadas de Escoubous, con quien discutió amigablemente las posibilidades de escalar el colosal Néouvielle.

Así, que el 10 de julio de 1847, a la edad de 65 años seguía queriendo hacer otro intento hacia esta mágica montaña aún virgen.
A las 2 de la mañana, emprende camino a caballo desde el lugar de Barèges, con la compañía del guía Bastien Teinturier. Suben hasta Lienz a lomos de caballeria, luego continúan a pie, pasan por el Lac de la Glére, más tarde se encaraman a través de la Brèche des Tourettes, (ahora Brècha de Chausenque) y pasan hacia el lado Este, desde donde siguen cresteando hasta hacer cumbre. Son tres horas las que se deleitan en su cumbre para disfrutar del merecido éxito y los 360 grados de espectaculares vistas por primera vez. Luego tras diecisiete horas de caminata en largo descenso regresan a Barèges, donde ponen fin a su hazaña, coronar por primera vez el Gran Néouville.

Fotos tomada con un objetivo 17/40, a 1/60 segs. , f/11, ISO 200. Trípode y polarizador circular.